Ficha técnica:
Nombre: Restaurante Gayfa
Atención al cliente: *** Del beletén
Comida: * Caca de la Vaca
Precio: ** Ni fu ni fa
Canariedad: ** Ni fu ni fa
Hacía años que cuando pasaba el día en la cumbre grancanaria nos jincabamos los enyesques que la crisis nos permite en un bar restaurante de la localidad de Tejeda. La comida era buena, barata y contaba con unas vistas envidiables. A pesar de su ubicación céntrica en el casco de Tejeda, bajo la gasolinera y con unas vistas excelentes, los precios eran muy populares. Sin embargo acabo demostrándose que en el mundo de la guanchinchería las cosas no permanecen en el tiempo y se debe tomar estos artículos encuadrados en su contexto temporal. Críticas y alabanzas que podamos hacer hoy quizás no sean válidas en el futuro pero aquí quedarán reflejadas como referencias. No pretendemos desprestigiar a nadie sino apoyar y promocionar nuestra gastronomía, pero también que se respete a la clientela y nuestra gastronomía, no pedimos mucho. Creemos que la gastronomía del país es de gran calidad y sobre todo ingeniosa para los limitados productos con los que hemos contado históricamente en estas tierras afroatlánticas. Estos siglos de sabiduría adquirida por el canario para burlar hambrunas y miserias ha forjado una gastronomía que conforma un legado cultural en ocasiones poco valorado en el Archipiélago. Mantener el nivel alto en este ámbito es necesario para que nuestro legado gastronómico no se ahogue para siempre en esta ola de gastronomía global, sepultando siglos de adaptación al medio por nuestros antepasados. Somos lo que comemos.
Después de esta introducción vamos al tema que nos atañe; el Restaurante Gayfa del casco de Tejeda en la ínsula de Gran Canaria. Hace pocas semanas volvimos a recalar por ese restaurante y a seguir manteniendo la tradición de dejarnos unos euritos en enyesques en bares que se lo merecen. Un lugar que además cuenta con una terraza donde se puede vislumbrar unas vistas esplendidas del Roque Bentayga y de la cuenca de Tejeda. Sin embargo pareciere que el milenario monolito cayera definitivamente. Un plato de papas diminutas, un cacho de pescado del tamaño de un celular y con un sabor a rayos. Eran las 5 de la tarde y no había más remedio que jincarselo…asqueroso, y mientras nos consolábamos jurando no volver a dir por semejante cuchitril. ¿Cómo pueden servirte esas sobras para perros como una gran comida? Al rato nos dimos cuenta de que la explicación era simple: habían cambiado de dueño muy probablemente. En fin, una experiencia desagradablemente inolvidable. Una manera ideal de cambar un magnífico día en la cumbre de la isla.