Ficha técnica:
Nombre: Bar Facundo
Atención al cliente: *** Del beletén
Comida: *** Del beletén
Precio: *** Popular
Canariedad: *** Del beletén
Bandíos varios ya alegan que el Perinké “no deja títere con cabeza” e incluso algunas osan afirmar que complacer a nuestros exigentes paladares perinkeniles es misión imposible. Nada más lejos de la realidad. En verdad no pedimos mucho, sino respeto a nuestra gastronomía y al cliente. Si además esto se acompaña de precios populares pues para ondear tricolores mientras un puntal b toca el bucio. Por suerte esta vez vamos a aportar algo realmente positivo a la selecta minoría anti-turística que frecuenta esta buchil bitácora.
En el corazón de la casi extinta selva de Doramas, se encuentra la localidad grancanaria de Moya al norte de la isla. Municipio agrícola y que conserva aún reductos de laurisilva como los famosos Tilos. Aparte de su franja costera pedregosa, cuenta con profundos y frondosos barrancos como el de Azuaje que separa al municipio del vecino Firgas. Las medianías del municipio cuentan con la localidad de Fontanales muy guapa por cierto, pero de la cual ya hablaremos en otro comunicado. La localidad de Moya cuenta en su calle principal en dirección a la iglesia con unos establecimientos entrañables formados por una tienda y el mítico, histórico y patrio Bar Facundo.
El Bar Facundo se podría clasificar como de esos míticos que ya pocos quedan, baretos entrañables que marcan la historia de un pueblo. Bar tan tradicional como versátil, que con la misma te brinda rones y vinos del país en la barra, como te sirve comida sin tino en la mesa o te organiza un cumpleaños o primera comunión en el comedor de dentro. Al entrar uno parece introducirse en un guachinche en el cual no ha pasado el tiempo. Adornado además por centenares de fotos del U.D. Moya, del F.C. Barcelona y de lucha canaria, lo cual francamente ganó mis simpatías:
“¿tú sos del Barsa o del Madrí?
–antes que nada antimadridista...
¡Ah coño! ¡Tonces tienes las puertas abiertas mi niño!”
Mientras los clientes en la barra criticaban a Zapatero, hablaban de fútbol y las papas que recogieron el otro día, nosotros nos preparábamos para llenarnos el buche y satisfacer nuestro radical paladar. La atención al cliente por parte del mismo Facundo, su hijo y su mujer fueron excelentes, lo cual se coronó con la comida. En primer lugar unas albóndigas que ya han hecho famoso a este magnánimo rincón de la patria. Como dirían los galdenses estaban “botadón bicho”, del beletén oiga. Las papas, como nos gustan; del país y cuantiosas. La comida era tan buena que hasta el pescado en ese laurisílvico enclave estaba que me babío todo al recordarlo. Todo ello acompañado por un vinito del país y abocao hizo que nuestro paladar bailara el pámpano roto.
Después de saborear estos enyesques sobradamente patrios y de calidad difícilmente mejorable, nos deleitábamos en este ambiente digno de mundo mágico mago del que nos hablaba el gran Hupalupa. Finalmente la amabilidad de Facundo y los suyos fue tan agradable como el precio realmente económico y popular.
La Moyera
Con el payo satisfecho pudimos deleitarnos por un voltio por Moya con el verde paisaje que la rodea. Unas calles que cuentan con una auténtica tienda o venta de antaño en la cual pueden adquirir los famosos Bizcochos y Suspiros Doramas de Moya. Además pueden aprovechar para visitar el cercano Museo de Tomás Morales.
En definitiva, que el perinkén tampoco es tan ruin, aunque un aviso para nuestros canary barmans: volveremos, sí, es una amenaza J